Hace ya casi algo más de un mes, el 21 de septiembre, que los veteranos del Mayor, Maricruz,
Juanjo, Firás y Merche, se preparaban ilusionados para dar la bienvenida a los
nuevos pequeños de la familia, recordando cada uno de ellos su entrada en el
colegio años atrás.
Según iban
llegando los nuevos colegiales acompañados de sus familiares a lo largo de la
mañana, los veteranos se encargaban de llevarlos a sus correspondientes
habitaciones, esos lugares que se convertirán en su refugio, en su sala de
conversaciones, de agobios en los exámenes y de alegrías en muchos otros momentos,
aunque ellos aún no lo sabían.
Tras la
despedida de sus familias, el equipo directivo del colegio les daría la
bienvenida, sería el momento en el que un año más se leería la normativa,
aquella parte más seria de la gran infraestructura de valores que posee un
colegio mayor. Aunque por supuesto llegaría el momento en el que desarrollaría
la larga lista de cosas que implica un mayor, algo que correría de la mano de
Maricruz y Juanjo, que veían en las caras de los nuevos colegiales todo tipo
de sensaciones, desde el miedo por lo desconocido a la ilusión del momento.
Después de
la comida y del respectivo ratito de descanso, novatos y veteranos hicieron una
dinámica de grupo para que todos se conocieran un poco más.
Una vez
acabada la presentación llena de risas y buenos momentos que llevaron a los
colegiales a sentirse ya un poco más tranquilos, Firás se encargó de enseñarles
el edificio del colegio y darles un pequeño paseo por el jardín.
Tras la
visita guiada de nuestro veterano contando las mejores anécdotas que se viven
en el jardín, llegó Ignacio López, el becario del mismo, quien les explicó los
detalles y secretos de los maravillosos Jardines de Forestier.
Una vez
acabada la visita llegó el momento de ponerse guapos y guapas, para bajar a
Sevilla. Mientras que esperaban el bus del pueblo, los mayores les enseñaron el
particular himno del colegio, donde se escuchaban versiones del mismo de todo
tipo, siempre, por supuesto fieles a la jerga italo-española que lo caracteriza.
Por la
noche, tuvieron la oportunidad de conocer un poco la noche sevillana, tras
compartir sus primeros momentos con el resto de colegiales de nuevo ingreso de
los demás mayores de Sevilla.
A la mañana
siguiente, y con las pilas nuevamente cargadas, los colegiales se marcharon
tranquilamente para hacer una visita guiada por el centro de Sevilla y el
barrio de Santa Cruz, una visita
organizada por Merche, que nos mostró a novatos y veteranos las historias de
amor, tragedia y terror más propias de un relato shakesperiano que de la ciudad
hispalense.
Una vez que
se acabó la visita, llegó el momento de la comida, tras un par de horas de
andar y hablar sin parar. El lugar elegido fue los Coloniales de la Plaza
Cristo de Burgos donde conocerían el famoso plato de “pollo con salsa de
almendras”.
Agotados, después de la visita turística y de la comida, pusieron rumbo a
Plaza de Armas para subir a Castilleja de Guzmán donde, ahora sí, llegaría el
momento de conocer a sus nuevos
compañeros del Mayor que estaban a punto de llegar, completando la que sería la
familia de este nuevo curso 2013/2014.